Estamos preocupados por la situación de familias que, por motivos diversos, tienen una mayor dificultad para hacer frente a los problemas de la vida cotidiana. Estas situaciones, que tienen una incidencia directa en los y las menores, se han visto agravadas con sucesivas crisis y precisan respuestas relacionadas con la adquisición de herramientas para la vida. Dichas herramientas están relacionadas sobre todo con la autonomía, la educación emocional y la socialización positiva.
En ese sentido, creemos que la perspectiva comunitaria aporta un valor añadido al acompañamiento y la orientación de procesos personales. La facilitación de herramientas para hacer frente a las dificultades tienen un mayor potencial cuando se realiza en contextos naturales en los que las personas comparten necesidades y se organizan para darles respuesta. Dichos espacios son también idóneos para la detección y prevención de este tipo de situaciones.